Compromiso educativo

El semestre de la clase de Cultura y Comunicación que imparto está a punto de terminar y debo admitir que voy a extrañar a este grupo.

Uno de los aspectos más importantes en cualquier labor educativa es la relación humana que se establece entre profesor y alumno; este último necesita de un interlocutor entre el equipo de profesores, los directivos de la institución y él mismo, al que pueda plantarle problemas concretos, ya sean personales o de grupo, y que le oriente a la hora de escoger y planificar el trabajo en el ámbito académico, profesional o personal.1

La educación es «la fuerza del futuro” porque ella constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio. Uno de los desafíos más difíciles será el de modificar nuestro pensamiento de manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez de los cambios y lo imprevisible que caracteriza nuestro mundo.2

Me parece que en realidad la educación ha sido la fuerza del pasado, del presente y que, por supuesto, será la fuerza del futuro. La gran diferencia para poder llevar a cabo ese cambio, propuesto por Federico Mayor en los Siete saberes, es que la educación sea fuerza y no a fuerza.

No, no es un juego de palabras; puede ser un juego de azar, como lanzar los dados y esperar a que aparezca el número de la suerte: si esta nos favorece, algún despistado se llevará algo de nuestra clase, tal vez un conocimiento se pegue como a un sartén sin teflón. En el peor de los casos, nos convertiremos en el más perverso de los seres para aquellos alumnos confiados en que seríamos el pase directo a una buena calificación recibida sin mayor esfuerzo.

¿Por qué sucede eso? ¿Por qué somos unos tiranos? ¿Por qué somos hoy los seres a quienes, en algún momento de nuestras vidas, soñamos desafiar? Nos convertimos en los verdugos implacables de víctimas inocentes como la ignorancia, la apatía, los malos modales, la indiferencia y todas esas características que hacen las delicias de un joven universitario.

Lamento decirles que hemos cambiado: un grupo de profesores de la Facultad de Ingeniería cursamos, hace ya casi un año, el Seminario de actualización: Evaluación de la práctica docente (gracias a la invitación de Martha Rosa del Moral) y después de esa experiencia sabemos algo que desconocíamos: que educar es educarse; formar es formarse. Es decir, hoy hablamos otro idioma, uno desconocido para la mayoría de los jóvenes estudiantes y de sus maestros.
Yo agregaría que uno de los graves problemas de la educación es que tampoco nos enseñaron que amar es amarse; conocer es conocerse, aprender es aprehenderse y enseñar es querer. Casi todos verbos reflexivos que deberían llevarnos efectivamente a una acción donde el principio y el fin fuéramos nosotros.

¿Es una actitud egocentrista, calculadora, narcisista?

No, es una suma de acciones fortalecedoras de la tan lastimada autoestima mexicana, es también parte de la misión de la educación. Y debemos ser revolucionarios en la enseñanza, en la fe, en el empeño, a pesar de la incertidumbre, pero conservadores en las expectativas. No porque nos demos por vencidos, sino para avanzar un paso a la vez. Un paso que parezca gigante aunque sólo nos permita recorrer unos milímetros.

Progresar con la resistencia nos proveerá de vigor ante los embates de los alumnos cuya fuerza es la del ignorante osado, ese que al enfrentarse a sí mismo con el paso del tiempo se derrumba, nosotros debemos fortalecerlo. Llevamos el escudo del conocimiento, la lanza de la perseverancia y la firmeza de la decisión. Ellos, en cambio, están cegados por el subdesarrollo, sin duda su energía y dinamismo nos hace mella, nos cansa, pero la esperanza puede ser nuestro motor, como el ímpetu de la juventud el de ellos.

Y, como no somos ni sabios ni infalibles, probablemente oscilemos entre la ilusión y el error, pero esa será la mejor prueba para evaluar nuestra práctica docente. Saber que erramos porque aprendemos y enseñamos; nos ilusionamos porque nos renovamos y tenemos metas nuevas; generamos ideas creativas para dar lo que nos faltó o para reforzar aquello en lo que fuimos débiles.

Nadie puede dar lo que no tiene, por eso asistimos al seminario del Centro de Docencia Ing. Gilberto Borja y compartimos durante las sesiones la frustración, el error, el conocimiento, la incertidumbre, el miedo al fracaso y al éxito. Adquirimos los siete saberes que seguramente nos ayudarán a formar y formarnos un poco mejor.

Estar aquí significa que nos reconocemos vulnerables, pero también dispuestos a aprender algo nuevo para enseñar mejor. En esas sesiones aprendí a ser más humilde ante la ignorancia y el conocimiento; si me dejo deslumbrar por cualquiera de ellos seré una pésima maestra y, lo que es peor, un ser humano indiferente a las verdaderas necesidades de los demás.

Compromiso

Los alumnos no son matrículas o números de cuenta, son Alan, Alfredo, Yonathan, Alexis, Jaime, son 50 pares de ojos que me miran, a veces, sin verme; que me oyen sin escucharme; sin embargo, yo me he comprometido a verlos y escucharlos siempre.
Yo, María de Lourdes Chávez, me he comprometido a enseñarles para la vida, no para la memoria; me he comprometido a hacerlos sentir únicos, porque así yo también soy única. Como Morín o Gadamer, toda distancia guardada, aprendo a educar.

Bibliografía
Gadamer, Georg. La educación es educarse. pdf.

Morín, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 1999: París, Francia, pdf.

Morín, Edgar, et al. Educar en la era planetaria. Gedisa. 2003: España, pdf.

1 García, J., Estrada, D., & Carmona, K. (2008). La Función del Tutor en Ambientes Presenciales y No Presenciales. (Spanish). Revista Mexicana de Orientación Educativa, 6(16), 16-19.

2 Mayor, Federico citado en Morín, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 1999: París, Francia, p. 7, pdf. https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxzZW1pbmFyaW9jZGR8Z3g6NWIwMTJkZTA2MDdlMWU2Ng&pli=1