¡Te falló la derecha!

Desde que oía a Germán Martínez (el ex) con Óscar Mario Beteta, pensaba que si lo comparaba con un boxeador sería el típico fajador. Ése que emociona a las multitudes, a los villamelones porque se la rifa, es el orgullo de su manager quien sabe que con muy buena suerte peleará por un campeonato, pero en el fondo reconoce que nunca será campeón. Ese peleador es el mismo que después de una buena racha acaba desinflándose, eso sí, en el camino acaba con la carrera de muchos, habla, increpa, se hace notar, sube, sube, sube y después pum, pas, zas, cuás, se rompe solo lo que nadie le tocó.

A estos pugilistas les gana la soberbia, no saben cuándo detenerse para aprender la técnica, el oficio, el arte del boxeo (a pesar de los detractores, a mí me encanta). Son los que tiran los golpes al bulto, hay unos que hasta cierran los ojos. Como los peces, mueren por la boca, calientan el ambiente antes de la pelea, agitan las aguas, crean la expectativa, le ponen sabor.

Eso pasó con Germán, puso el ambiente a la campaña, se fajó con todos, pero en especial con Beatriz, mal escogida la gran pelea y el rival, no estaba listo para 12 rounds. Enfrente no tenía un bulto, sino una contrincante experimentada que lo dejó regodearse, confiarse, le permitió que le diera uno que otro izquierdazo, un gancho al hígado de vez en vez y cuando estaba más confiado, la tenía en la mira, estaba ahí (eso pensaba él) lista para recibir el golpe definitivo, sin embargo, algo cambió en el último momento, se decidió que se votaría por una pelea limpia y muchos de sus aficionados, prefirieron anular su voto.

Muchos de los que confiábamos en su equipo (aunque no en él), lo vimos allí arriba del ring, bailando quebraditas, insultando, aun así pensó que tenía a Beatriz donde la quería, ya todos veíamos qué pasaba, pero él no.

No fuimos los aficionados, los que acudimos siempre al apoyo de ese equipo quienes fallamos, fueron los villamelones quienes decidieron esta contienda, ellos no se dejaron convencer fácilmente, decidieron tomar otro rumbo o ninguno.

Cambiaron de canal, prefirieron los largos culebrones de las telenovelas recicladas, donde hay un galán y su coprotagonista, donde hay chisme del bueno. Germán se quedó solo frente a Beatriz y no supo qué pasó. Cuando despertó le estaban aplicando la cuenta de protección, pero era demasiado tarde, no supo por dónde le vino el golpe.

El encabezado al día siguiente debió haber sido: Germán, ¡te falló la derecha!

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